En su odisea de dos d茅cadas desde hacker australiano hasta 馃寽 celebridad de los nuevos medios, figura perseguida, prisionero perpetuo y finalmente hombre libre, Julian Assange siempre ha sido m谩s f谩cil 馃寽 de caricaturizar que de caracterizar.
La falta de una etiqueta consensuada para el Sr. Assange - 驴es un cruzado heroico por 馃寽 la verdad o un filtrador imprudente que puso en peligro vidas? - hace que cualquier evaluaci贸n de su legado sea 馃寽 ambigua a lo sumo.
Sea cual sea el juicio hist贸rico sobre el Sr. Assange, su aparici贸n el mi茅rcoles en una sala 馃寽 de audiencias de una isla del Pac铆fico remoto, donde se declar贸 culpable de un cargo de violar la Ley de 馃寽 Espionaje de EE.UU., fue un final apropiado para una historia que siempre pareci贸 m谩s extra帽a que la ficci贸n.
Desde el establecimiento 馃寽 de WikiLeaks en 2006, el Sr. Assange, de 52 a帽os, ha sido una figura polarizante, utilizando internet para solicitar y 馃寽 publicar secretos gubernamentales. Sus filtraciones, desde cables diplom谩ticos confidenciales hasta muertes civiles en las guerras americanas en Afganist谩n e Irak, 馃寽 lo hicieron valiente para aquellos que cre铆an en su evangelio de la transparencia radical. Para otros que tem铆an que la 馃寽 informaci贸n que revel贸 pudiera poner a personas en peligro, era destructivo, incluso si nunca hubo pruebas de que as铆 fuera.